22 mar 2012

Paradojas de odio


Paradojas de odio
Capitulo 4:
Volar no es para humanos, solamente en el lejano reino

Hana se levanto aun muy agitada por el accidente que había acontecido, lo único que podía recordar era una ciega vista del motor ardiendo en llamas, y muchas personas gritando y volando dentro del avión en el que llegaba a Manhatan.

-¿Hoshi que ha pasado?
-¡Nos golpeo un proyectil Hana!- Dijo el alma del difunto hermano de Hana

De entre el humo que salía del avión se fue mostrando una figura abriéndose paso con unas grandes garras que parecían ser alas. Su cara estaba sucia de cenizas pero se podían observar sus ojos azules y una gran sonrisa. Traía unos pantalones negros, una camiseta grisasea y unos tenis rojos como el fuego.
-Tu tambien eres uno de ellos- Dijo Hana mientras se limpiaba el sudor de la frente.
-¿Pues qué sera? Para ser una participante más, tienes una linda cara- Sonrió el misterioso joven de tez oscura.
-Me gustaría poder decir lo mismo de ti- contestó Hana mientras sacaba una pistola de su chaqueta y apuntaba al misterioso joven.
Al ver el arma se resguardó con su enorme garra izquierda que parecía estar formada de metal.
-¿Como diablos metiste un arma dentro del avión?-
-Yo le ayude- Dijo el alma de Shiki, la ya muerta prima de Hana
-Shiki tiene la habilidad de volver la materia étera para que no pueda ser detectada- explicó Hana mientras apuntaba con firmeza.
-Entonces... eres una SoulMaster- dijo el joven- Esto va a ser divertido...


-Ago. ¿Dónde estas?- Gritaba Juno mientras daba vueltas en la infinidad del espacio- Bueno, tendré que aprovechar.

16 de Noviembre del 2024 NASA.
-Señor director, tenemos un contratiempo- Dijo Alan Brandstock, director en jefe del equipo de investigación área.
-¿Qué es lo que pasa?
-Nuestro satélite A3451, no se como explicarlo pero, ya no funciona-
-Jajajaja que buen chiste Alan, porque no vas a ver que le pasa antes de que te despida.
-Si señor-
Alan dejo el cuarto de operaciones y salió al pasillo. Había tenido una discusión con su esposa antes de salir al trabajo, estaba apunto de pedirle el divorcio y falla en uno de los nuevos satélites que se habían lanzado apenas unos días arruinaba más el día.
Alan se acerco a una de las maquinas expendedoras para comer algo.
-Cada día es lo mismo, vengo aquí, doy mi mejor esfuerzo, y no pasa ni un minuto sin que el director quiera despedirme. Sophie, esa maldita, debió de contarle todo sobre lo nuestro- Dijo Alan mientras con todas sus fuerzas desataba una carga eléctrica sobre la maquina y un paquete de galletas caía.

16 de Noviembre del 2024 Aeropuerto de Colorado


-¡Finalmente llegamos!, ufff, estos viajes en avión vaya que son molestos y largos, pensé que jamas llegaríamos- dijo Roger aliviado.
-¿Y bien Roger ahora que estamos aquí qué sigue?- pregunto Meredith.
-Realmente no lo se Meredith, después del sueño que tuve la única información que he tenido sobre esto es venir hasta aquí- Respondió Roger despreocupado. No le importaba mucho el rumbo que seguía, simplemente estaba feliz de estar allí.
-Y ¿Cómo exactamente supiste que tenias que venir aquí?, ¿Acaso el Dios te mando una carta por correo?
-Realmente nadie me lo dijo, simplemente desde aquella noche esa sensación permanece conmigo, simplemente sentía que debía venir aquí- afirmó Roger. Su semblante había cambiado, su mirada afable y despreocupada ahora estaba seria, como si en aquella sensación existiera algo que turbara su mente.
-Ya que parece que no piensas preocuparte por donde pasaremos la noche, me tome la molestia de reservar un hotel en lo que pensamos como pasaremos el tiempo en este lugar- Destacó Lana.
-Hay muchas cosas que hacer por aquí, mañana mismo visitaremos el Gran Cañón, !Ya esta decidido¡- Exclamó Roger.
Los 5 comenzarón a caminar fuera del aeropuerto, Colorado era un lugar increible, el lugar contrastaba con la reputación de arizona, arboles por todos lados, un clima fresco y relajante les envolvía. Mientras cruzaban la calle Roger notó algo extraño, uno de los arboles desapareció como si nada, un árbol de 4 metros de altura removido de su lugar sin explicación aparente.
-¡Lana! ¿viste eso?- preguntó exaltado Roger.
-¿De que hablas?- respondió Lana.
-¡El árbol estaba allí hace un segundo y de pronto desapareció!-exclamó Roger.
Los demás rieron creyendo que el cambio brusco de temperaturas habría afectado la visión de Roger, Lana en cambio se interesó más por lo que Roger había creído ver, después de todo ella sabía las implicaciones de este juego.

-Esto se pondrá interesante, acércate Antony y mira el flujo de la casualidad conmigo- Dijo Juno.
Antony dudó por un instante, si él era participante en este extraño juego, ¿por que Juno le permitía ver a quienes serían sus contrincantes?, Había leído demasiado sobre paradojas del destino y siendo Juno la diosa de éste ¿no estaba violando sus propias leyes?
-Veras Antony, aun cuando creas que estoy violando mis propias leyes, debes de saber que tengo mis razones- Dijo Juno.
-¿¡Acaso... puedes leer mi mente?- Dijo Antony sorprendido
-Por supuesto, después de todo soy un dios Antony-
El chico estaba muy preocupado, no recordaba como había llegado allí junto a Juno, quien ya había tomado un tamaño mas pequeño para no abrumar a Antony con su presencia. Sus recuerdos se hacían cada vez más nublosos desde desde aquel beso que Juno le había dado.. Los recuerdos de su madre “raptandolo” le comían la curiosidad. Juno al darse cuenta de eso, se acerco a él y le puso su mano en la frente.
-Ago fue muy egoísta, ni siquiera te contó como funcionaba este juego-
-El juego- pensó Antony
-Tal pareciera que Ago estuviera esperando que perdieras, ¿no lo crees?-Dijo Juno- Pero bueno esas son solo suposiciones mías, comencemos con lo que te dije hace unos momentos, te explicaré el mecanismo de este juego de sacrificios. Sientate por favor- Juno señalo a una silla enfrente de ella.
Antony tomó aciento.
-Más que un juego de supervivencia, Antony, esto es una convocatoria para encontrar al humano más capaz para “reinar” la tierra. Sin embargo, los humanos comunes y corrientes no son merecedores de dicho puesto. Así que Ago tomó la decisión de mejorar sus capacidades por medio de elementos comunes en la tierra.
-¿Comunes?- preguntó el chico
-Sin embargo aun cuando son reactivos comunes en su vida diaria, ustedes no son capaces de aceptarlos directamente. Ago descubrió que la única forma de que sus cuerpos sean capaces de formar esta alianza con estos reactivos comunes es que éstos, sus cuerpos, se enfermaran.
-¿Enfermaran?
-Así es, pero no de cualquier enfermedad. Ustedes necesitaban ser ifnectados por células malignas.
-¿Malignas?¡¿Te refieres a...?!
-En otras palabras estoy hablando de células cancerígenas-
-¿Estas diciendo que todos nosotros tenemos cáncer?- dijo Antony muy exaltado
-Vaya que eres un niño listo. Ago plantó en un ustedes una especie de tumor que genera células de este tipo por todo su cuerpo, permitiendoles estar en condiciones para “fusionarse” con los reactivos comunes en la naturaleza. No te preocupes, aun con todas esas células malignas y el tumor en tu cerebro no morirás pronto, siempre y cuando...
-¿Siempre y cuando que...?- Preguntó Antony al ver que Juno no decía nada más
-Siempre y cuando seas un buen chico y participes- Contestó Juno entre risas
-¡Pero yo no pedí participar ¿Y donde es que estoy?! ¡No se nada de mi madre y mi desaparición me atormenta!- Antony comenzaba a perder un poco la cordura.
-Yo se que tu no elegiste nada, Ago los ha obligado a todos, y según mis suposiciones, también él ha tenido la culpa de que quedaras encerrado aquí.
-Muy bien, debo calmarme- dijo Antony con la cara un poco perdida- Mientras esté aquí, no me pasará nada. Mi madre debió de ir por la cena, si, seguro...
-Dicen que la ignorancia es el camino más fácil a la felicidad. Pero si te quedas aquí, no solo las células cancerígenas acabaran matándote, sino que también puede que tu madre muera.
Los ojos de Antony se llenaron de lágrimas, su miedo lo había invadido completamente, ya no sabía que hacer. Su mente estaba en blanco
-Tranquilízate Antony, hay una razón para todo esto. Ago te quiere aquí, no sé por que. Pero ya me canse de que él haga todo a su manera. Desconozco que habilidad tengas, pero eso es lo de menos, veo en tu destino una gran ola de cambios y los cambios me encantan. Es por eso que te propongo un trato. Escucha bien-
Antony volteo a ver a Juno.
-Puedes quedarte aquí, esperar a que tu madre vuelva y posiblemente morir, o puedes ayudarme a descubrir que es lo que trama Ago con el destino de la tierra.
-Juno... no quiero morir-Dijo Antony mientras se secaba sus ojos-¿Cómo acabo con este juego?-
-Sencillo Antony, solo tienes que ir allá afuera, encontrar a los otro 999 participantes que tengan la misma marca en la muñeca que tu... y matarlos... matarlos a todos.
-Muy bien Juno, aceptare tu trato. Sacame de aquí, y dejame comenzar con este carnaval de sacrificios como tu le llamas.
Juno comenzó a reír, mientras agitaba su brazo y la realidad en la que estaban se volvía polvo.

Alan regresaba del pequeño almuerzo que había tomado. Su jefe estaba furioso
-¿Donde diablos estabas Alan?- Pregunto el director de investigación area de la NASA. Alan no contestó, solo se quedó mirando fijamente.
-Estaba a punto de llamar a seguridad para que trajeran tu trasero blanco de regreso. Otra de tus bromitas y te aseguro que te despido-
-Usted no puede despedirme- Contestó Alan.
-Lo haré, si no pones ese satélite de vuelta en su órbita correspondiente.
-No puedo hacer eso señor, Ago me pidió que nadie interfiriera en sus planes.
-¿Ago?¿De que hablas?-
Alan lanzó un rayo a la cabeza de su jefe que hizó que explotara y que sus pedazos salieran volando por todo lados, los demás científicos de la sala salieron corriendo aterrorizados pidiendo por ayuda.
-Señor... está despedido- Dijo Alan mientras se quitaba la bata y terminaba de destruir la sala de operaciones.



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